martes, 11 de octubre de 2011

marx en mac nell burns


Marxismo
Marxismo

Uno de los tipos de socialismo que ejerció mayor influencia fue el llamado "socialismo científico", de Carlos Marx (1818-1883). Hijo de un abogado judío con­vertido al cristianismo por motivos profesionales, Marx nació en Treves, próxima a Coblenza, en la Renania. Su padre deseaba que siguiera la carrera conven­cional de abogado burgués y con ese objetivo lo envió a la Universidad de Bonn. Pero el joven Marx pronto demostró aversión al derecho y dejó sus estudios de abogado para volcarse a la filosofía y la historia. Luego de un año de permanencia en Bonn se trasladó a la Universidad de Berlín, donde fue influenciado por un grupo de discípulos de Hegel que daban a las doctrinas de su maestro un giro ligeramente radical. Si bien es cierto que obtuvo en 1841 el título de doctor en filosofía en la Universidad de Jena, sus críticas opinio­nes le impidieron plasmar su ambición de ser profesor universitario. En conse­cuencia se dedicó al periodismo, editó varios periódicos radicales y colaboró en otros. En 1848 lo detuvieron bajo la acusación de alta traición por haber inter­venido en el movimiento revolucionario de Prusia. Aunque fue sobreseído por un jurado formado por personas de la clase media, popo tiempo después fue expulsado del país. \Entretanto, había entablado íntima amistad con Federico Engels (1820-1895), quien durante toda su vida continuó siendo su discípulo y alter ego. En 1848 ambos publicaron el Manifiesto comunista, el "primer grito del socialismo moderno". Desde ese momento hasta su muerte, en 1883, Marx pasó casi toda su vida en Londres, enfrentándose a la pobreza y redactando de cuando en cuando algunos artículos, parte de los cuales vendió al Tribune de Nueva York por cinco dólares cada uno. Sin embargo la mayor parte de su tiempo la consagró al estudio de manuscritos polvorientos en el Museo Britá­nico, donde pasaba desde la mañana hasta la medianoche buscando materiales para un gran trabajo sobre economía política. En 1867 apareció el primer volu­men de esa obra titulada Das Kapital. Después de su muerte se publicaron otros dos volúmenes compuestos por manuscritos revisados por algunos de sus discípulos.
No todas las doctrinas de Carlos Marx son enteramente originales. Pero aunque debe algunas ideas a Hegel, otras al socialista francés Louis Blanc (1811-1882) y algunas, probablemente, a Ricardo, Marx fue el primero que coordinó esas ideas en un sistema general y les dio todo su significado como explicación de las realidades de la economía política. La teoría marxista ha sido una de las que más han influenciado en los tiempos modernos; por lo tanto es necesario comprender sus doctrinas fundamentales. Las principales son las siguientes:
1)   Interpretación   económica   de   la   historia.   Todos   los   grandes   movimientos políticos, sociales e intelectuales de la historia han sido definidos por el ambiente económico  del que nacieron. Marx no dice que el motivo económico es el único que explica el comportamiento humano, pero sostiene que todos los sucesos histó­ricos fundamentales,  cualquiera que  haya sido  su carácter superficial, fueron re­sultado de cambios en los métodos de producción e intercambio de mercaderías.
De esta  forma, la  revolución  protestante  fue  fundamentalmente un  movimiento económico.   Los  desacuerdos  con  respecto  a la  doctrina  religiosa fueron simples "velos ideológicos" que escondían las causas verdaderas.
2)   Materialismo   dialéctico.   Cada   sistema   económico,  fundado  en  una  norma precisa de producción e intercambio, llega a lograr la eficiencia máxima, y luego nacen en su seno contradicciones o debilidades que motivan su rápida decadencia.
Mientras tanto  se  van  sentando  paulatinamente  las bases de un sistema opuesto que a la larga reemplaza al otro, al mismo tiempo que absorbe sus elementos más valiosos.  Este  proceso  dinámico  de evolución histórica continuará mediante una serie- de victorias de lo nuevo sobre lo viejo hasta que se llegue a la meta perfecta del comunismo. Es indudable que luego continuarán produciéndose cambios, pero sobrevendrán dentro de los límites del comunismo.
3)   Lucha  de  clases.  La historia entera consiste en una lucha de clases. En la antigüedad, una pugna entre amos y esclavos; en la Edad Media un conflicto entre los señores y los siervos; en la actualidad se ha reducido al enfrentamiento entre los capitalistas y el proletariado. Los primeros logran sus ingresos principales mediante la posesión de los medios de producción y la explotación del trabajo ajeno. Los proletarios dependen de un salario para ganarse la vida, deben vender su fuerza de trabajo para poder vivir.
4)   Doctrina  de  la  plusvalía.  El trabajador crea toda la riqueza. El capital no crea nada, aunque es creado por el trabajo. El valor de todas las mercaderías es fijado   por la  cantidad  de  fuerza de trabajo  necesaria para producirlas. Pero el obrero   no   percibe  todo   e!  valor que  crea  su  trabajo,  sino  un  salario  que, en general,  es justamente  el  suficiente  para poder subsistir y reproducir su especie.
La diferencia entre el valor que crea el obrero y el que recibe es la plusvalía, que pasa a poder del  capitalista. Por lo general está formado por tres elementos: el interés,  la  renta  y los beneficios.  Como  el  capitalista  no crea ninguna de estas cosas, se descuenta que es un ladrón que se apropia de los frutos del trabajo del obrero.
5)   Teoría de la  evolución socialista. Cuando los obreros hayan propinado ya el golpe de muerte al capitalismo comenzará la etapa del socialismo. Este tendrá tres características: la dictadura del proletariado, el pago en relación con el trabajo realizado y la posesión y empleo por el estado de todos los medios de producción, distribución e intercambio. El socialismo es el pasaje a una etapa más elevada. Con el tiempo lo sucederá el comunismo, la meta ideal de la evolución histórica. Comunismo implicará sobre todo, una sociedad sin clases. Nadie vivirá de lo que posee, sino solamente de su trabajo. El estado desaparecerá; será confi­nado al museo de antigüedades "juntamente con el hacha de bronce y el torno de hilar". Será sustituido por asociaciones voluntarias que emplearán los medios de producción y satisfarán las necesidades sociales. Pero la esencia del comunismo es la retribución de acuerdo con las necesidades. El sistema de salarios quedará completamente abolido. Cada ciudadano deberá trabajar en relación con sus facul­tades y tendrá derecho a recibir del fondo total de la riqueza producida una cantidad en proporción con sus necesidades. Esta es la culminación de la justicia según la concepción marxista.
En lo psicológico, Marx fue uno de los expositores originales del concepto de "alienación". Concebía al hombre moderno divorciado de las condiciones de su vida natural, un vagabundo en una tierra extraña, sin ningún sentido de su misión o su destino.



LA INFLUENCIA DE MARX
(…) En todos los países industrializados había antes de la Primera Guerra Mundial un Partido Socialista muy poderoso, y en Alemania obtuvo, después de 1912, la representación más numerosa en el Reichstag. La aparición del socialismo ha ejer­cido en casi todas partes una influencia vital, ya que ha fomentado el estableci­miento del seguro social, las reglamentaciones sobre el salario mínimo y los im­puestos a los réditos y las herencias con el propósito de redistribuir la riqueza. Marx, por supuesto, no se preocupaba por esas cosas como fines en sí mismas, pero las clases gobernantes se fueron dando cuenta paulatinamente de que les convenía admitirlas para aplacar a los socialistas. Estos apoyan también la acción cooperativista, la nacionalización de los ferrocarriles y los servicios públicos e innumerables planes para la protección de los obreros y los consumidores contra el poder del capitalismo monopolista.

REVISIONISTAS Y MARXISTAS ORTODOXOS
A fines del siglo XIX los partidarios de Marx se dividieron en dos facciones. En casi todos los países, la mayoría se solidarizó con las doctrinas del grupo llamado de los revisionistas, quienes, como muestra su nombre, consideraban que las teo­rías de Marx debían ser revisadas para ponerlas de acuerdo con las condiciones cambiantes. El otro grupo estaba formado por los marxistas ortodoxos, que sos­tenían que no se debía modificar ni una tilde en las concepciones del maestro. Además de esta división en la actitud general había otras diferencias concretas. Mientras los revisionistas deseaban que se llegara al socialismo mediante métodos pacíficos y graduales, los marxistas ortodoxos apoyaban la revolución. Los revisionistas concentraban su atención en las reformas inmediatas; los marxistas orto­doxos exigían la dictadura del proletariado o nada. Los dirigentes de la facción mayoritaria estaban dispuestos a reconocer los intereses de las distintas naciones, se inclinaban a hablar de los deberes para con la patria y con frecuencia secun­daban los pedidos de sus gobiernos para que se incrementasen los armamentos y se ampliase el período de servicio militar. Los marxistas ortodoxos, en cambio, eran internacionalistas inflexibles, se atenían a la tesis de Marx de que el proleta­riado mundial es una gran hermandad y refutaban el patriotismo y el naciona­lismo como recursos capitalistas para burlar a los obreros. Por lo general, los revisionistas se apropiaron de la dirección de los partidos socialistas en la mayoría de las naciones occidentales. El Partido Socialdemócrata de Alemania, el Partido Socialista Unificado de Francia y el Partido Socialista de los Estados Unidos, estaban regidos casi completamente por la facción moderada. En Inglaterra, la dirección del Partido Laborista estaba en la mayoría de los casos en manos de los socialistas “fabianos”, llamados así por su política dilatoria imitada dé la táctica de Fabio, general romano en la guerra contra Cartago. Sobresalieron entre los fabianos Beatriz y Sidney Webb, el novelista H. G. Wells y el dramaturgo George Bernard Shaw.

Tomado de Edward Mc Nall Burns. CIVILIZACIONES DE OCCIDENTE Ed. Siglo XX 14 ed 1983




La lucha de la clase obrera fue con frecuencia acompañada de derrotas. Y, sin embargo, la sociedad capitalista lleva en sí misma la victoria final del prole­tariado. ¿Por qué? Sencillamente porque el desarrollo del capitalis­mo lleva consigo la transforma­ción de grandes masas populares en proletariado. La victoria del gran capital implica la ruina del artesano, del pequeño -comer­ciante y del campesino. Cada pa­so que da el desenvolvimiento capitalista aumenta el número de proletarios. Cuando la burguesía sofoca movimientos obreros con­solida el orden social capitalista. El desarrollo del orden social ca­pitalista trae la ruina para millo­nes de pequeños propietarios y campesinos, haciéndolos siervos del capital. Con esto crece el nú­mero de proletarios, o sea de los enemigos de la sociedad capita­lista. La clase obrera, no sólo se hace numéricamente más fuerte, sino también más compacta. ¿Por qué razones? Precisamente por­que con el desarrollo del capita­lismo crecen también las fábri­cas. Cada gran fábrica alberga entre sus muros millares y hasta decenas de millares de obreros. Estos obreros trabajan en estre­cho contacto entre sí. Ven fácil­mente cómo los explota el em­presario capitalista, se dan cuen­ta en seguida de que todo obrero es el amigo y compañero de los demás obreros. Unidos en el tra­bajo, aprenden a obrar de común acuerdo. Tienen además la posi­bilidad de entenderse con más rapidez. He aquí por qué con el desarrollo del capitalismo crece, no sólo el número, sino la unión de la clase obrera.”
nikolai bujarin:  

El ABC del comu­nismo. Tomado de Antonio Fernández: Historia del Mundo Contemporáneo. Ed. Vincens Vives Barcelona 1997. p 268





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