EL
URUGUAY PASTORIL Y CAUDILLESCO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX
(…)
La guerra con el Brasil culminó con la victoria no decisiva de
Ituzaingó en febrero de 1827. Desde meses antes mediaba Gran Bretaña en el conflicto a través de su enviado, Lord Pomsomby. La guerra perturbaba
gravemente el comercio inglés con la Argentina debido al bloqueo brasileño del puerto
de Buenos Aires. Además, a Gran Bretaña le interesaba fomentar la independencia
de un pequeño estado sobre el Río de la Plata que impidiera que las dos orillas fueran
argentinas. De tal modo ese río, puerta de entrada al principal sistema
hidrográfico navegable de América del Sur, se internacionalizaría y el comercio
inglés no podría ser obstaculizado por una Argentina fuerte.
En 1830 una Asamblea electa
aprobó la Constitución del
nuevo país, llamado oficialmente, "Estado
Oriental del Uruguay". El régimen jurídico aseguraba, en apariencia,
el orden interno inspirándose en modelos europeos y norteamericanos. El nuevo
estado sería republicano y garantizaría los derechos individuales mediante la
separación clásica de los tres poderes. El derecho del sufragio se impedía a
los analfabetos, peones, sirvientes y vagos, la mayoría de la población. En
principio, una minoría acomodada elegiría a diputados y senadores que
permanecerían 3 y 6 años, respectivamente, en sus funciones. Estos a su vez, y
cada 4 años, designarían al Presidente de la República que no podría
ser reelecto, sino una vez transcurrido un período de gobierno. Esta
Constitución rigió los destinos del Uruguay hasta 1919.
El país real, sin embargo, se salteó este orden jurídico europeizado.
Las guerras civiles dominaron el escenario uruguayo hasta por lo menos 1876. En
ellas se gestaron los dos partidos que pasaron a la modernidad y sobrevivieron
en el siglo XX: el blanco y el colorado.
Una breve crónica de los principales hechos mostrará las etapas
políticas y revelará la "anarquía", expresión que apareció en los
escritos de los intelectuales que integraron los efímeros gobiernos, y que afloró
en las quejas de las clases poseedoras de riqueza.
El primer presidente constitucional, Fructuoso Rivera (1830-1834) debió
soportar tres alzamientos del otro caudillo rural, Juan A. Lavalleja.
Su sucesor, Manuel Oribe (1835-1838), tuvo que combatir dos alzamientos
del ex-presidente Rivera. En 1836, en la batalla de Carpintería, los bandos
usaron por primera vez las dos divisas tradicionales: el blanco distinguió las
tropas del gobierno que se titularon "Defensores de las Leyes", y el
celeste primero - el otro color de la bandera uruguaya - y el colorado después,
fueron usados por los fieles de Rivera. Un segundo alzamiento de este derrocó
al gobierno de Manuel Oribe en 1838. Rivera, auxiliado por la escuadra francesa
que deseaba acabar con Oribe, el aliado del gobernador de Buenos Aires, Juan
Manuel de Rosas, ocupó Montevideo y se hizo elegir presidente por segunda vez
en 1839. Ese año se inició la "Guerra
Grande" cuando Rivera declaró
la guerra a Rosas quien seguía
reconociendo a Manuel Oribe como presidente constitucional del Uruguay. Los dos
bandos uruguayos se internacionalizaron. Rivera
contó con el apoyo de los enemigos
unitarios argentinos y las escuadras
francesas e inglesa. Las dos naciones europeas temían que Rosas anexara al
Uruguay y deseaban además terminar con el monopolio que sobre la navegación del
Paraná ejercía el gobernador de Buenos Aires. Oribe se apoyó en Rosas y
puso sitio a Montevideo durante 9
años. (1843-1851).
El conflicto se resolvió cuando se retiraron los europeos e intervino
el Imperio del Brasil a favor del Montevideo Colorado. Oribe y Rosas fueron
derrotados. A pesar de ello se firmó una paz
entre los orientales el 8 de octubre
de 1851 por la cual se declaraba que no había ni vencidos ni vencedores.
La atmósfera que siguió a este conflicto fue de fusión entre los partidos.
La ruina de la ganadería, el comercio y las fortunas privadas por la larga
lucha, ambientó esa política. Pero los dos bandos habían encarnado en la
memoria colectiva y la lucha civil se reanudo.
El presidente Blanco Juan F. Giró (1852-1853) fue derribado por un
motín del ejército colorado. El nuevo caudillo de este partido, el General y
caudillo rural Venancio Flores, gobierno como presidente hasta 1855. En 1856 la
fusión y el pretendido olvido de los rencores del pasado llevaron al poder a
Gabriel A. Pereira (1856-1860). Bajo su mandato, una fracción del Partido
Colorado, llamada Partido Conservador, se alzó en armas y sus jefes fueron
derrotados y fusilados en Quinteros por las tropas del gobierno. Entre 1860 y
1864 gobernó el presidente Bernardo P. Berro. Este pretendió continuar con la
política de fusión pero los partidos renacieron. En 1863, el General Flores
invadió el Uruguay con el apoyo del presidente argentino Bartolomé Mitre y la
colaboración final del Imperio del Brasil. Bernardo P. Berro buscó apoyo en el
Paraguay para restablecer así decía, el equilibrio en el Río de la Plata. Luego de la
caída en manos de Flores de la ciudad de Paysandú (enero de 1865), uno de sus
generales mandó fusilar a los más destacados jefes blancos. De este modo ambos
partidos tradicionales tuvieron sus mártires y una carga de emotividad que les
aseguró larga permanencia.
El triunfo de Flores culminó con su dictadura (1865-1868) y la
intervención del Uruguay en la guerra de la Triple Alianza
junto a Brasil y Argentina contra el Paraguay. En febrero de 1868, Venancio
Flores, que había despertado rencores apasionados, fue asesinado. El mismo día
fue ultimado el ex-presidente blanco Bernardo P. Berro. Las tradiciones
partidarias se nutrieron de nuevos mártires.
Venancio Flores inició la serie de gobiernos colorados que recién
concluyó en 1959. Lorenzo Batlle, su sucesor y presidente constitucional entre
1868 y 1872, debió enfrentar un alzamiento blanco comandado por el caudillo
rural Timoteo Aparicio.
Esta revolución fue conocida como de "Las Lanzas" debido al
arma que allí se uso de preferencia, lo que testimonia la tecnología militar
primitiva de la época. Por su duración (1870-1872) y sus efectos destructivos sobre
la riqueza ganadera, es el conflicto civil que mejor puede compararse a la
"Guerra Grande". Ambos bandos se reconciliaron en la llamada Paz de
Abril de 1872 por la cual los blancos lograron por primera vez coparticipar
junto a los colorados en el gobierno. Pero la anarquía persistió hasta 1876 en
que el coronel colorado Lorenzo Latorre tomó el gobierno.
Fue por efecto de la lucha y los propios acontecimientos relatados, que
colorados y blancos fueron dotándose de ciertos contenidos políticos, sociales
y hasta regionales. Las personalidades diferentes y los vínculos sociales
distintos de Rivera y Oribe, y el principal de los conflictos citados - la
"Guerra Grande" - dieron nueva forma a la oposición colonial entre la Capital y el Interior. Los
colorados se identificaron con el Montevideo sitiado, los inmigrantes y
la apertura a lo europeo; los blancos,
asentados en la campaña sitiadora, se identificaron con el medio rural, sus grandes terratenientes y lo americano-criollo.
Pero estas diferencias no alcanzan para explicar la profundidad del
desorden interno que conoció en esos años el Uruguay. Las estructuras sociales,
económicas y culturales, así como la tecnología de una civilización
pre-industrial, deben ser convocadas para la interpretación del hecho político
y completar la imagen del país.
Iglesia Católica, ejército y
gran propiedad, los tres pilares del orden conservador en América Latina, eran
débiles en el Uruguay.
El alto clero no existía en 1830, recién en 1878 el Uruguay tuvo su
primer obispado. El bajo clero era escaso, a menudo extranjero, de escasa
formación teológica y relativo nivel moral. Sin propiedades importantes, su
influencia se reducía a representar la religión mayoritaria de la población.
El ejército era pequeño y carecía del monopolio de la coacción física. El habitante del
medio rural, que manejaba el caballo, el lazo y el cuchillo para trabajar en
las faenas rurales, se transformaba a la menor insinuación de sus líderes, en
rebelde activo y soldado competidor del profesional.
La gran propiedad, que dominaba la estructura agraria, no estaba
asentada. Los poseedores del período revolucionario lucharon contra los viejos
propietarios - a menudo ellos también con títulos de propiedad imperfectos - de
la colonia. El gobierno debió ser el árbitro de estas tensiones que a menudo se
trasvasaron a la lucha entre blancos y colorados, mas afines los primeros a los
grandes propietarios y los segundos a los grandes y pequeños poseedores. El lugar social, entonces, dependió del
Estado más que el Estado de la clase terrateniente.
Los medios de comunicación y transporte eran los de una civilización
ganadera. Un hombre bien montado y con caballos de relevo, podía comunicar
Montevideo con San Fructuoso, villa a 400 kilómetros de
distancia, en dos días, pero el servicio regular de diligencias, recién
organizado a partir de 1850, tardaba por lo menos 4 o 5 días si los ríos y
arroyos daban paso y no estaban crecidos. Las carretas que transportaban cueros
y lanas tardaban un mes. El ganado fluía a los saladeros por sus propios medios
y daba vida a la actividad de un personal especializado en su conducción, el
tropero. La agricultura, en cambio, dependía de la pesada y costosa carreta por
la que se desarrolló únicamente en torno a las ciudades consumidoras. Sólo la
región del litoral, sobre el río Uruguay, gozó de mejores comunicaciones ya que
Salto se ligó a Montevideo desde 1860 por líneas de vapores que recorrían la
distancia en 3 días.
Mantener el control de la campaña desde la excéntrica Montevideo era
muy difícil con este sistema de comunicaciones y transportes. Cuando la noticia
de la revolución rural llegaba a la
Capital , la subversión ya había tomado cuerpo. Los diversos
ejércitos gubernamentales incluso tenían dificultades para conocer sus
posiciones y combinar esfuerzos contra los rebeldes, como sucedió por ejemplo,
con los colorados durante la "Revolución de las Lanzas".
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Fragmanto de documento elaborado por José
Pedro Barrán en www.rau.edu.uy
Subrayados
para este texto
1. - De acuerdo al texto anterior comenta
la siguiente frase de J. P. Varela: La
guerra es el estado normal de la república
2. - Explica los problemas para el
ejercicio del poder que tiene el gobierno central.
3. - ¿Qué factores explican la debilidad
del poder central en el caso uruguayo según el autor?
4. - ¿Qué relación encuentras entre la
situación en torno a la propiedad de la tierra y las dificultades del gobierno
central para ejercer el poder? ¿Y con la constitución de 1830?