martes, 29 de marzo de 2011

absolutismo 2

“Nos, que valemos tanto como vos, juramos ante vos, que no valeis más que nos, aceptaros como rey y soberanos señor, con tal de que observeis nuestras libertades y derechos; y si no, no” (Legendario juramento de los nobles de Aragón. Cit. en P. Anderson)

“El signo principal de la majestad soberana y del poder absoluto es esencialmente el derecho de imponer leyes sobre los súbditos, generalmente sin su consentimiento…

No es de la competencia de ningún príncipe exigir impuestos a sus súbditos según su voluntad, o tomar arbitrariamente los bienes de un tercero (…)

Al igual que el príncipe soberano no tiene potestad para transgredir las leyes de la naturaleza, ordenadas por Dios- cuya imagen en la tierra él es- tampoco puede tomar la propiedad de otro sin una causa justa y razonable”

Jean Bodín

EL ESTADO ABSOLUTISTA


En el transcurso de los siglos XVI al XVIII Europa ve fortalecer el poder de los monarcas que alcanzarán en ese período el calificativo de monarcas absolutos. Estos asumen la administración de la justicia; la legislación; el mando de un ejército permanente; hacer la guerra y la paz; el establecimiento de impuestos, desconociendo a veces la tradición de consultar a los representantes cuyas asambleas no convoca; la formación de una amplia burocracia; el control de la economía; la emisión de moneda; supervisión de la iglesia dentro del territorio nacional. Sin embargo estas características que definen a un monarca absoluto variaron según el país o el momento histórico que se trate como veremos más adelante.

¿Cuál es la situación que vive Europa en este período en el cual se fortalece el poder real ?

Es en este período donde se da la transición del feudalismo al capitalismo. En el vemos por un lado el debilitamiento de los lazos de dependencia en el campo. Durante la profunda crisis del siglo XIV los campesinos huyeron hacia las ciudades o protagonizaron movimientos (jackeries) que llevaron muchas veces a la conmutación de las cargas por renta en dinero. En general las crisis de subsistencia eran acompañadas por levantamientos campesinos de orden político y religioso.

Por otra parte el ascenso de la burguesía (vinculada fundamentalmente al desarrollo del comercio, más aún luego de los llamados “descubrimientos geográficos”) otorga al rey (debido a los prestamistas y a los impuestos reales) la posibilidad de armar un ejército permanente, adquiriendo así el monopolio de la fuerza pública. Además la burguesía significó un lugar alternativo donde reclutar una burocracia leal al monarca que fue cada vez más necesaria. Para ello en algunos casos como en Francia, los reyes optaron por el mecanismo de la venta de cargos, surgiendo así una nueva nobleza (llamada de toga) que permitió a la monarquía tener una alternativa a una nobleza a veces díscola.

Recordemos que las sucesivas guerras habían debilitado el poder de los nobles, además que el costo de la guerra era mucho más importante debido a la introducción por ejemplo de los cañones. En la medida que crecía el poder real más difícil era oponerse al mismo. Solo la época de las revoluciones liberales va a poner fin a este poder del monarca. En todo caso, el ejército permanente hizo anacrónico el viejo modelo feudal en donde huestes particulares armadas a si misma, estaban vinculadas por lazos de fidelidad a un monarca que veía mediatizado su poder por el propio poderío de los nobles.

¿El estado absolutista significó entonces la derrota del viejo sistema feudal? Para algunos historiadores (como Roland Mousnier) el absolutismo actuó como arbitro entre la burguesía en ascenso y la nobleza. Además el estado absolutista sentó las bases del moderno estado permitiendo el desarrollo del capitalismo. Dice Mousnier: “Las naciones (reinos) son una yuxtaposición de comunidades territoriales, provincias, países, municipalidades, comunidades de lugares y cuerpos; como los cuerpos de funcionarios, las universidades y las corporaciones de oficios. Con todos ellos la monarquía tiene sus contratos, y cada comunidad tiene sus privilegios, sus costumbres, sus reglamentos, su jurisdicción, sus bienes y sus representantes. Cuerpos y comunidades se oponen sin cesar entre sí, por sus intereses particulares. Es preciso que el rey sea bastante fuerte para arbitrar sus conflictos y coordinar sus esfuerzos en vistas al bien común. (Estructura estamentaria del estado absolutista)

La monarquía absoluta, es también resultado de la rivalidad de dos clases: la burguesía y la nobleza. El rey, que necesita a los burgueses para sus finanzas y componer su burocracia, obtiene su obediencia y apoyo. El poder real enriquece a los burgueses con sus empréstitos, hipotecas, arrendamientos de impuestos, monopolios de explotación y de comercio, etc.

La nobleza sólo puede defenderse mediante el favor del rey. (Se hace dependiente de los

privilegios otorgados por el monarca: cargos hereditarios en la oficialidad del ejército, pensiones y, reforzamiento por el estado de sus derechos señoriales sobre los campesinos).”

Otro autor Perry Anderson propone que Durante toda la temprana Edad Moderna, la clase (social) económica y políticamente dominante fue la misma que en la era medieval: la aristocracia feudal. Esta nobleza tuvo una profunda metamorfosis durante los siglos siguientes al fin de la Edad Media, pero, desde el comienzo hasta el final de la historia del absolutismo nunca fue desalojada de su dominio del poder político.

El absolutismo fue esencialmente un aparato reorganizado y potenciado de dominación feudal, destinado a mantener a las masas campesinas en su posición feudal tradicional; el estado absolutista nunca fue un árbitro entre la aristocracia y la burguesía ni, mucho menos, un instrumento de la naciente burguesía contra la nobleza; fue una nueva caparazón política de una nobleza amenazada.”.

Aunque los sectores privilegiados perdieron poder frente al rey debiendo soportar su prepotencia, sabían que este era el sostén de sus privilegios y por tanto lo apoyaban:

n sostenía a la iglesia (católica en el caso de Francia y España, anglicana en la Inglaterra) frente a sus enemigos. Así los reyes participaron de las guerras de religión y practicaron en general una fuerte intolerancia religiosa.

n Significaba un centro importante de distribución de riquezas, que desde los impuestos reales en general caían sobre el estado llano y eran disfrutados por los sectores dominantes mediante pensiones, gracias, cargos, etc.

n podía aplastar con mayor eficacia los movimientos campesinos debido a un ejército permanente formado por mercenarios. Así por ejemplo lo decía un teórico del absolutismo : “Es prácticamente imposible adiestrar a todos los súbditos de una república en las artes de la guerra, y al mismo tiempo conservarlos obedientes a las leyes y a los magistrados”[Bodín]

n en definitiva aquí radican algunos de los límites del poder real. Los propios teóricos del absolutismo señalan que el rey debe respetar las leyes fundamentales del reino: reglas de sucesión (por ejemplo en Francia el sucesor debía ser varón); el orden social del cual es garante; la convocatoria a Asambleas Representativas (Cortes, Estados Generales o Parlamentos) para nuevos impuestos. Sin embargo durante un largo período esto fue abandonado en Francia o en España. En el caso francés, los monarcas no convocan a los Estados Generales entre 1614 y 1789 (¿habrá que decir que esta es la duración del absolutismo francés?). También en Inglaterra se produce la primera interrupción larga del Parlamento a partir de 1614. Pero esta interrupción solo dura 7 años. El rey Jacobo I vuelve a convocarlo en 1621. Su sucesor Carlos I intentará prescindir del Parlamento entre 1625 y 1640. Cuando vuelva a convocarlo por necesidades financieras, dará comienzo a la Revolución Inglesa de 1642, dando así un golpe casi definitivo (el definitivo es la Revolución Gloriosa de 1688) al intento de implantar el absolutismo en Inglaterra.

Absolutismo, interpretaciones

ABSOLUTISMO. Interpretaciones

“La mayor parte de los estados renacentistas evolucionan hacia la monarquía absoluta. Existe ésta, cuando el rey, encarnando el ideal nacional, posee, además, de hecho y derecho, los atributos de la soberanía: poder de hacer las leyes, de administrar justicia, de percibir impuestos, de tener un ejército permanente, de nombrar (y destituir) a los funcionarios, de hacer juzgar los atentado contra el bien público, y en particular, de delegar jurisdicciones de excepción cuando lo considera conveniente.

(...) la idea de la monarquía absoluta se añade –sin destruirlas- a las viejas concepciones de contrato y costumbre, reglamentando las relaciones de los reyes con sus vasallos y súbditos. Estas relaciones templaron o moderaron el absolutismo monárquico.

Los grandes estados del Renacimiento son vivificados y unificados por un vibrante patriotismo, que de un modo extraño se mezcla con el patriotismo local y con el sentimiento de fidelidad al soberano.

(...) El renacimiento del Derecho Romano ya había difundido –en el siglo XIII-, la idea de un príncipe absoluto, que concentra todos los poderes en su persona y cuya voluntad es la ley.

El Derecho Romano debió su éxito al hecho de haber brindado fórmulas cómodas para expresar las tendencias profundas de los contemporáneos.

Las naciones (reinos) son una yuxtaposición de comunidades territoriales, provincias, países, municipalidades, comunidades de lugares y cuerpos; como los cuerpos de funcionarios, las universidades y las corporaciones de oficios. Con todos ellos la monarquía tiene sus contratos, y cada comunidad tiene sus privilegios, sus costumbres, sus reglamentos, su jurisdicción, sus bienes y sus representantes. Cuerpos y comunidades se oponen sin cesar entre sí, por sus intereses particulares. Es preciso que el rey sea bastante fuerte para arbitrar sus conflictos y coordinar sus esfuerzos en vistas al bien común.

La monarquía absoluta, es también resultado de la rivalidad de dos clases: la burguesía y la nobleza. El rey, que necesita a los burgueses por sus finanzas y componer su burocracia, obtiene su obediencia y apoyo. El poder real enriquece a los burgueses con sus empréstitos, hipotecas, arrendamientos de impuestos, monopolios de explotación y de comercio, etc. La nobleza sólo puede defenderse mediante el favor del rey. (Se hace dependiente de los privilegios otorgados por el monarca: cargos hereditarios en la oficialidad del ejército, pensiones y, reforzamiento por el estado de sus derechos señoriales sobre los campesinos.)” (Mousnier – “Los siglos XVI y XVII”. Ed. Destino)

“En el transcurso del siglo XVI, apareció en Occidente el estado absolutista. Las monarquías centralizadas de Francia, Inglaterra y España, representaron una ruptura decisiva con la soberanía piramidal y fragmentaria de las formaciones sociales medievales, con sus sistemas de feudos y estamentos.

Las monarquías absolutas introdujeron ejército y burocracia permanente, un sistema nacional de impuestos, un derecho codificado y los comienzos de un mercado unificado.

Estas características parecen ser eminentemente capitalistas y, coinciden con desaparición de la servidumbre (en occidente), institución nuclear del modo de producción feudal en Europa.

Pero, el fin de la servidumbre no significó, por sí mismo, la desaparición de las relaciones feudales en el campo. Es evidente que la coerción privada extraeconómica, la dependencia personal, y la combinación del productor inmediato con los medios de producción, no desaparecieron necesariamente cuando el excedente rural dejó de ser extraído en forma de trabajo o de entregas en especie para convertirse en rentas en dinero, mientras la propiedad agraria aristocrática cerró el paso a un mercado libre de tierras y a la movilidad real de la mano de obra, las relaciones de producción rurales continuaron siendo feudales.

Durante toda la temprana Edad Moderna, la clase (social) económica y políticamente dominante fue la misma que en la era medieval: la aristocracia feudal. Esta nobleza tuvo una profunda metamorfosis durante los siglos siguientes al fin de la Edad Media, pero, desde el comienzo hasta el final de la historia del absolutismo nunca fue desalojada de su dominio del poder político.

El absolutismo fue esencialmente un aparato reorganizado y potenciado de dominación feudal, destinado a mantener a las masas campesinas en su posición feudal tradicional, el estado absolutista nunca fue un árbitro entre la aristocracia y la burguesa ni, mucho menos un instrumento de la naciente burguesía contra la nobleza, fue una nueva caparazón política de una nobleza amenazada.”

(Perry Anderson, “El estado absolutista”. Ed. Siglo XXI.)

miércoles, 23 de marzo de 2011

El capitalismo hasta el siglo XIX. Delfaud y otros

EL CAPITALISMO TRIUNFANTE

A países y a épocas diferentes corresponden sistemas, regímenes, estructuras diferentes, y, según los momentos, la coyuntura evoluciona de una u otra forma.

Estructuras y coyuntura

Definamos los términos:

Sistema significa el conjunto de disposiciones jurídicas, de instituciones políticas, de medios técnicos, de métodos de trabajo, así como también un contexto psicológico, que constituyen la organización, tanto económica como social, de un país o de un conjunto de países. Es un término muy amplio, que se aplica a una concepción general reducida a sus elementos teóricos y a sus principios.

Régimen tiene un sentido más estricto y más concreto, y designa las aplicaciones de un sistema dado a un dominio (Francia está sometida al sistema capitalista desde hace más de doscientos años, pero el régimen de la propiedad evolucionó considerablemente), en un país (el sistema socialista se presenta bajo diferentes formas: regímenes soviético, chino, israelí), en una época (el sistema capitalista se ha realizado en el régimen de la industria alemana de finales del siglo XIX).

Estructuras es un término que desde hace unos años se utiliza con gran frecuencia en economía y en historia. El sentido del mismo varía según los autores. Ante todo, designa las formas y las actividades relativamente permanentes en oposición a los movimientos momentáneos, las dimensiones relativas, las relaciones entre las fuerzas de producción. Decir que la población activa de un país es agrícola en su 70%, que el 43% de las empresas industriales tienen menos de 20 obreros, es definir sus estructuras. En general, las estructuras evolucionan lentamente pero las modificaciones pueden tomar la forma de cambios violentos: innovación técnica o revolución política...

Coyuntura es casi lo opuesto a estructura; es el entrecruzamiento, en un momento determinado, de todas las componentes de la vida económica, de modo que la expresión «la coyuntura» termina por designar la situación económica tal como resulta de las observaciones en curso. La coyuntura es «favorable» si la producción, los intercambios, el empleo, están en un nivel elevado.

Fuera del capitalismo

En la Antigüedad, en la Edad Media, durante los tiempos modernos, y en todos los continentes, cohabitaron diferentes sistemas económicos, a veces ignorándose mutuamente, a menudo entrando en competencia.

La economía doméstica, en donde el jefe de familia sostiene a los suyos por medio de la caza o la recolección, de formas elementales de cultivo, ignora el intercambio y la moneda. Esta economía persiste en el siglo XIX, y no únicamente en las regiones aisladas o arcaicas.

La economía comunal, en la que el propietario dirige el trabajo y lo distribuye entre los colonos, los siervos o los esclavos, está cerrada sobre sí misma y compra tan poco como vende; este sistema, que todavía está vivo alrededor del Mediterráneo, reina en Rusia antes de 1861, y en América Latina y en China a lo largo de todo en siglo XIX. La economía artesanal urbana conoce la moneda y los intercambios, a veces lejanos, pero el artesano es propietario de sus herramientas, limita su producción a los pedidos recibidos y utiliza sólo una mano de obra muy reducida.

¿Hubo capitalismo antes de la era moderna?

La palabra «capitalismo» es reciente; el Littré y el Larousse no la incluyen. Marx habla mucho de capital, pero no de capitalismo. Según L. Febvre, H. Hauser sería uno de los primeros en utilizar el término, hacia 1930. Pero el sistema existía mucho antes que la palabra. En efecto, en los siglos XVIII y XIX es el sistema económico dominante en Europa y en el mundo, que hasta 1917 no conoce competencia.

La noción de «capital» es compleja. Entre el ser humano productor y el producto hay bienes intermedios, como la tierra, la herramienta, la suma de dinero que permite adquirir la una y los otros, así como también las materias primas necesarias. El capital es un bien intermediario indirecto, que, si no se lo utiliza, no produce nada, pero cuya explotación culmina en la creación de bienes utilizables. El capitalismo está constituido, pues, por un conjunto de «reservas», un «stock de rentas futuras».

Se distingue el capital de empresa (un taller, una fábrica, barcos), del capital doméstico (la casa habitación); el capital inmobiliario (edificios y tierras) del capital mobiliario (dinero líquido, acciones;) el capital inmovilizado (las máquinas) del capital disponible (el dinero líquido) y el capital individual (bienes que pertenecen a un solo individuo o a una familia) del capital social (bienes que pertenecen a una gran cantidad de socios).

Según estos distintos puntos de vista, en la Antigüedad y en la Edad Media podrían reconocerse formas características de capitalismo. El taller del padre de Demóstenes, que fabricaba armas, o los «caballeros» romanos, que hacían el comercio de granos y aseguraban los impuestos, los banqueros judíos en el Cercano Oriente, en el siglo XI, o el rico tejedor Boinebroke de Douai, en el XIII, los comerciantes, los banqueros o los industriales de Florencia o de Barcelona, de Flandes o de Nuremberg en el XIII y en el XIV, la organización de barcos conocida con el nombre de Commenda, en Pisa o en Marsella, son otras tantas formas, instituciones o estructuras análogas a las del capitalismo contemporáneo.

Pero si consideramos las dimensiones y la importancia del sistema, estos ejemplos presentan dos diferencias principales con respecto al capitalismo actual.

En primer lugar, esas actividades sólo afectan a una pequeña cantidad de personas y la vida de los habitantes de un país, esencialmente asegurada por los productos de la agricultura y del artesanado local, depende muy poco de estos ancestros de los capitalistas modernos.

En segundo lugar, las empresas tienen dimensiones reducidas en relación a las que se conocen a partir de finales del siglo XVIII, y reducidas en sus instrumentos de producción, en la cantidad de obreros que emplea, en los capitales que hacen circular, en la producción que proveen. En esto, la diferencia de grado es tan grande que se convierte en una diferencia de naturaleza.

El capitalismo aparece, en realidad, en la época moderna

Muchas son las explicaciones originales que se han propuesto sobre el nacimiento del capitalismo. El economista Werner Sombart ha privilegiado el papel de los financieros israelíes; el sociólogo alemán Max Weber y el historiador Tawney han visto en el desarrollo del protestantismo una de las causas del surgimiento del sistema, cuyas primeras apariciones tuvieron lugar en países con predominio protestante: Gran Bretaña, Holanda, Suiza. Estas explicaciones son interesantes, pero parciales.

1. El comercio

La causa fundamental del nacimiento del capitalismo es la renovación de los intercambios que se debe, a su vez, al desarrollo de la vida marítima desde las Cruzadas hasta los grandes descubrimientos y exploraciones de los europeos en Asia y en América entre el siglo XV y el XVII, e inclusive a los imperios coloniales que procuraron a Europa metales preciosos, es decir, el numerario suplementario de que el comercio necesitaba.

Las nuevas formas de actividad marítima y comercial permitieron la acumulación progresiva de capitales, utilizados e invertidos a su vez en la industria.

Los países que se favorecieron con esta expansión comercial son, en primer lugar, dos núcleos ya muy activos en la Edad Media: Holanda e Italia. Más tarde, en la época moderna, España y Portugal sobre todo y, por último, Francia y Gran Bretaña, a la vez comerciantes y productores.

Bajo estas formas comerciales (las grandes compañías como la Compañía de las Indias Orientales, holandesa, fundada en 1602, con un capital de 600000 florines en acciones de 3000 florines) o bancarias (los Fugger, el Rialto de Venecia, Samuel Bernard en Francia, el Banco de Ámsterdam (1609), el Banco de Inglaterra (1694), el capitalismo ya está vivo en los siglos XVI y XVII. Así, hacia 1700, existían en Gran Bretaña 140 sociedades por acciones que representaban un capital de 4250000 libras esterlinas. Pero de ellas, seis sociedades reunían más de las tres cuartas partes del capital, es decir, 3222000 libras esterlinas. Y estas seis sociedades eran comerciales o bancarias: Compañía de las Indias Orientales, Compañía del África, Compañía de la Bahía de Hudson, Compañía de la New River, Banco de Inglaterra y Million Bank.

2. La industria

Antes del siglo XVIII no era tan frecuente que el capitalismo se presentara en su forma industrial.

Lo que hoy llamamos «industria», es decir, la transformación de las materias primas por el trabajo de los hombres y de la máquina para crear objetos para los más diversos usos, se designaba entonces mediante la palabra «manufactura» o «artes». Fueron los economistas de la segunda mitad del siglo XVIII (Mercier de La Rivière, Roland de La Platière, Chaptal) quienes dieron al término «industria» su sentido actual.

La producción de vestimentas, de alfarería, de maderas, de muebles, del cuero, en el marco familiar, artesanal o corporativo, es muy importante por su volumen global, pero está diseminada y no produce casi beneficios. Eso no es capitalismo.

El capitalismo hace su aparición en lo que los ingleses llaman domestic system, en francés la organización del maître marchand. Estas formas de producción ya eran capitalistas, porque el poseedor del capital suministraba a los obreros domiciliados la materia prima y a veces los instrumentos de trabajo, luego pasaba a recoger el trabajo realizado y lo vendía a su beneficio después de haber pagado un salario fijo al obrero, campesino o habitante de la ciudad (organización que tuvo vitalidad en el campo de Europa hasta comienzos del siglo XX).

También se manifiesta claramente el capitalismo en una empresa llamada en inglés factory y en francés manufacture. Ésta se presenta en dos formas:

o bien la empresa es privilegiada y está sostenida por el Estado, como en el caso de las grandes manufacturas que concibieron y crearon Laffemas, y luego Colbert, y en el de las empresas de los «déspotas ilustrados», por ejemplo, de la metalurgia de los zares en los Urales o de los tejidos de Federico II;

o bien la empresa escapa al control del poder, caso frecuente en Gran Bretaña, pero que también se daba en Francia. Estas empresas, dada su situación legal, la concentración de los obreros en grandes talleres alrededor de muchas máquinas que ponen en funcionamiento un capital surgido de la asociación de varios poseedores y que tratan de vender y realizar en ello el máximo beneficio posible, eran ya capitalismo. Se las encuentra sobre todo en la rama textil, pero también en la imprenta, los trabajos públicos, la construcción naval, la metalurgia. El capitalismo se expande en el siglo XIX

La extraordinaria expansión del capitalismo tiene lugar a partir de mediados del siglo XVIII.

1. Maquinismo y división del trabajo

Los perfeccionamientos técnicos que se llevaron con éxito a la práctica en Inglaterra, constituyeron la primera revolución industrial.

Esta serie de descubrimientos es una de las causas del surgimiento del capitalismo. Con todo, el maquinismo es condición necesaria, pero no suficiente, pues es igualmente uno de los medios que utilizan los regímenes socialistas. El maquinismo trae consigo una extremada división del trabajo, que es otra característica del capitalismo.

2. Economía de mercado

El capitalismo es esencialmente una economía de mercado. En efecto, la finalidad esencial de la empresa es la venta en un mercado muy amplio; en él, aquélla es libre de vender como quiere, donde quiere, cuanto quiere y al precio que ella mismo ha fijado en función de sus intereses.

En consecuencia, los precios son uno de los elementos esenciales de la vida económica en el régimen capitalista. De ahí la importancia de los grandes mercados: bolsas de comercio, que fijan los precios de las mercancías más importantes (bolsas del trigo, fundadas en 1848, en Chicago; del algodón, en Nueva Orleáns o en Liverpool; de la lana, en Australia o en Londres; del café. en Brasil o en Le Havre; del caucho, en Singapur o en Londres; de las flores, en Holanda o en Grasse); o bien bolsas de valores, en las que se mide, a través de los precios de venta y compra de las acciones y las obligaciones, la capacidad de producción y de venta de las grandes empresas industriales, comerciales o bancarias. Los acuerdos entre las grandes empresas tienen esencialmente la finalidad de vender en las mejores condiciones posibles.

La gran enfermedad del régimen capitalista, las crisis, afectan esencialmente a la venta.

3. Libertad de trabajo

En los regímenes económicos distintos del capitalismo, el trabajo es casi siempre, o bien forzado (esclavitud o servidumbre) o bien cerrado (castas o corporaciones), o reglamentado (sistema mercantilista o socialista).

El sistema capitalista, por el contrario, se caracteriza, al menos en principio, por el régimen de la libre competencia, de la no intervención del Estado en la organización del trabajo, de la libertad teórica de contrato entre empleados y obreros. En resumen, el régimen capitalista coincide con el liberalismo económico. Esta libertad se establece progresivamente y las leyes que la fundan permiten datarla.

En Gran Bretaña, el trabajo estaba limitado por un estatuto de 1563, el statute of artificers, que reglamentaba el número de obreros y de aprendices. Los obreros ingleses apoyaban este régimen, en el que veían una protección, pero los patronos se oponían al mismo y el Parlamento los apoyó acerca de este punto. En efecto, los obreros habían protestado en diversas oportunidades ante las Cámaras contra las infracciones patronales a este estatuto, y el Parlamento siempre les negó la razón, hasta que en 1814 se abolió el régimen en su totalidad.

En Francia, las reglamentaciones relativas a las corporaciones fueron suprimidas por Turgot en 1776; la medida fue revisada enseguida. Bajo el gobierno de la Revolución, las diferentes reglamentaciones referentes a la vida económica fueron abolidas por los decretos del 4 de agosto, la ley de Allarde en 1790 y la ley Le Chapelier de 1791. El 11 de abril de 1793 se establecía la libertad absoluta del préstamo de dinero.

En Alemania, las leyes relativas a los gremios y los diferentes oficios jurados fueron abolidos más tarde, en 1862-1885.

En Estados Unidos, por último, el alzamiento de 1776 contra Gran Bretaña de los colonos ingleses de trece colonias es, en parte, una reacción contra la reglamentación que limitaba el comercio y la producción. A partir de entonces, y hasta finales del siglo XIX, Estados Unidos fue un ejemplo típico de liberalismo económico.

Esta libertad económica expresa, pues, el espíritu mismo del régimen. F. Simiand la define en términos excelentes. Helos aquí:[1]

El supuesto de que el individuo es siempre y suficientemente el mejor juez de su interés, el papel de la autoridad pública, que debe limitarse a asegurar la libre expresión de los individuos de cómo entienden su interés..., supuesto de igualdad entre los contratantes..., supuesto de que los intereses materiales bien entendidos se combinan entre sí lo mejor posible en vista del interés general.


Tomado de DELFAUD,P.;GÉRARD, CL.; GUILLAUME, P; LESOURD, J.A. Nueva Historia Económica Mundial.- Barcelona: Vicens-Vives, 1984.



[1] F. Simiand, Le Salaire évolution sociale et la monnaie, t. II, p. 50 Alcan, 1932. 1932

domingo, 20 de marzo de 2011

HOBSBAWM: Transición del feudalismo al capitalismo

Eric Hobsbawn

Del Feudalismo al Capitalismo

Editorial Crítica. Grupo editorial Grijalbo. Barcelona

(Fragmentos a partir de su publicación en http://forohistorico.blogspot.com/2008_03_01_archive.html)

De los varios estadios del desarrollo histórico de la humanidad censados por Marx en el prefacio a su critica de la economía política, los modos de producción “asiático, antiguo, feudal y burgués moderno”, tanto el feudal como el capitalista han sido aceptados sin serias objeciones mientras que la existencia o universalidad de los otros dos ha sido puesta muchas veces en entredicho e incluso negada.

Pero, por este lado, el problema de la transición del feudalismo al capitalismo quizás ha planteado más discusiones entre los marxistas que ningún otro de los conectados con la periodización de la historia mundial. En la década de los cincuenta se establece la conocidísima polémica internacional sobre este punto con la intervención de Paul Sweezy, Maurice Dobb, H.K. Takahashi, Christopher Hill y Rodney Hilton, completada con aportaciones posteriores de George Lefebvre, A. Soboul y Giuliano Procacci. (1) En esta misma década se desencadena una vivísima, aunque en modo alguno concluyente, discusión en la URSS sobre la “ley fundamental del feudalismo”, es decir, sobre el mecanismo que lleva necesariamente a la substitución del feudalismo por el capitalismo, de modo similar a como la tendencia histórica a la acumulación de capital, de acuerdo con el análisis de Marx, sentencia irrevocablemente el capitalismo a desaparecer. (2) Hay otras varias discusiones interesantes sobre el tema, en particular en los países asiáticos, que desafortunadamente no conozco.

El objeto que persiguen las presentes notas no es proponer nuevas respuestas a los problemas planteados por la transición del feudalismo al capitalismo, sino enmarcarla dentro de una discusión más general sobre los diferentes estadios del desarrollo social que recientemente ha vuelto a salir a la luz en las páginas de Marxism Today. Quizá lo mejor sea avanzar algunas proposiciones susceptibles de discusión.

1) La primera concierne a la universalidad del Feudalismo (…)

Sin compartir necesariamente la idea de que sea por completo justificable esta visión amplia del “feudalismo”, no por ello deja de ser cierto que se trata, de una formación social sumamente extendida, y también lo es que la forma precisa que adopta varia considerablemente de un país a otro. La forma mas próxima a la versión europea plenamente desarrollada es sin lugar a dudas la que se dio en el Japón —las similitudes son muy notables—, mientras que en otros países el paralelismo es bastante menor, y en otros los elementos feudales son meros integrantes de una sociedad constituida notablemente distinta.

2) Bajo tales circunstancias, parece pues muy claro que es difícil admitir el supuesto de una tendencia universal del feudalismo a transformarse en capitalismo. Lo cierto es que, de hecho, solo sucedió tal en una región muy concreta del globo, en Europa occidental y parte del área mediterránea. Es admisible discutir sobre si en otras áreas concretas (por ejemplo, en Japón y en ciertas partes de la India) pudo haber llegado a completarse una evolución de este tipo, exclusivamente con el concurso de fuerzas sociales internas, (…). Pero aquí no le estamos dando vuelta al hecho de si la transición del feudalismo al capitalismo, contemplada a escala mundial, es un caso de desarrollo altamente regular. El capitalismo triunfó plenamente en una, y solo una, parte del mundo, y esta región transformó después el resto del planeta. En consecuencia, lo primero que debemos explicar es qué razones específicas hicieron que dicha transición se produjera precisamente en la región europeo - mediterránea y no en otra parte.

3) Todo lo anterior no significa que deba resolverse el problema en términos estrictamente europeos. Por el contrario, es evidente que en diferentes momentos históricos las relaciones entre Europa y el resto del mundo fueron decisivas. Hablando de un modo general, durante la mayor parte de su historia Europa fue una región bárbara situada en el extremo occidental de una zona de civilización que se extendía desde China, en el este, hasta el Oriente Medio y Próximo a través de todo el sur de Asia. (Japón también ocupa una posición marginal similar en la zona oriental de esta área, aunque se halla mucho mas cerca de los centros de civilización.) Como ha puesto de manifiesto Gordon Childe, en los mismísimos comienzos de la historia europea, las vinculaciones económicas con el Próximo Oriente eran importantes, y esto siguió siendo cierto en los inicios de la historia feudal europea, cuando la nueva economía de los pueblos bárbaros (aunque potencialmente mucho mas progresiva) se asentó sobre las ruinas del antiguo imperio greco-romano e hizo que los principales centros de la línea comercial que unía el este con el oeste a través del Mediterráneo (Italia, valle del Rin) se convirtieran en etapas finales de trayecto. Las vinculaciones son aun más obvias en los primeros pasos del capitalismo europeo, cuando la conquista o explotación colonial de América, Asia y África —así como de ciertas partes de Europa oriental— posibilito la acumulación primaria de capital en el área donde acabo triunfando.

4) Dicha área comprende partes de la Europa mediterránea, central y occidental. Gracias a la labor de arqueólogos e historiadores, básicamente a partir de 1939, podemos establecer hoy en día las principales etapas de este desarrollo económico. A saber:

A) Un periodo de recaída, inmediatamente posterior al hundimiento del imperio romano occidental, seguido de una evolución gradual de una economía feudal, y quizá de una recesión durante el siglo X (“La era de las tinieblas”).

B) Un periodo de desarrollo económico muy rápido generalizado, que se extiende desde alrededor del año 1000 de nuestra era hasta comienzos del siglo XIV (la “Alta Edad Media”) y constituye el punto álgido del feudalismo. Este periodo presenta un marcado crecimiento de la población, la agricultura, la producción de manufacturas y el comercio, una virtual revitalización de las ciudades, una notabilísima explosión cultural y una sorprendente expansión de la economía feudal de occidente bajo la forma de “cruzadas” contra los musulmanes, emigración, colonización y establecimiento de postas comerciales en diversos puntos del extranjero.

C) Una gran “crisis feudal” durante los siglos XIV y XV, caracterizada por el colapso de la agricultura feudal a gran escala, la manufactura y el comercio internacional, así como por un declive demográfico, varias tentativas de revolución social y crisis ideológicas.

D) Un periodo de renovada expansión, que transcurre entre mediados de l siglo XV y mediados del XVII, y en el que por primera vez se ponen de manifiesto signos de una ruptura importante en las bases y la sobreestructura de la sociedad feudal (la Reforma, los elementos característicos de la revolución burguesa en los Países Bajos) y entre los comerciantes y conquistadores europeos dentro de América y el océano Indico. Este es el periodo que Marx considera como comienzo de la era capitalista. (4)

E) Otro periodo de crisis, ajuste de posiciones o retroceso, la “crisis del siglo XVII”, que coincide con la primera ruptura frontal con el viejo modo, la revolución inglesa. Inmediatamente después, un periodo de expansión económica renovada y crecientemente generalizado, que culmina con

F) El triunfo definitivo de la sociedad capitalista, que virtualmente se produce de forma simultánea en el último cuarto del siglo XVIII a través de la revolución industrial, en Gran Bretaña y de las revoluciones americana y francesa.

El desarrollo económico de Europa oriental es algo distinto. Comparable en términos generales durante los periodos A y B, la conquista de amplias áreas europeas por pueblos asiáticos (mongoles, turcos) crea una ruptura, y durante los periodos D y E ciertas partes de esta zona quedan subordinadas como semicolonias en manos del área capitalista europea en desarrollo con lo que se ven sometidas a un proceso de refeudalizacion.

5) Así pues, la transición del feudalismo al capitalismo es un proceso largo y en modo alguno uniforme, que comprende como mínimo cinco o seis fases. La discusión de tal transición ha girado básicamente alrededor del carácter de los siglos situados entre los primeros signos indiscutibles de bancarrota feudal (periodo C, la “Crisis feudal” (5) del siglo XIV) y el triunfo definitivo del capitalismo a finales del siglo XVIII. Cada una de las fases censadas contiene firmes elementos de desarrollo capitalista. Por ejemplo, en el periodo B, el imponente auge de las manufacturas textiles italianas y flamencas, que sufrieron un colapso durante la crisis feudal. Por otro lado nadie ha sostenido con un mínimo de seriedad que el feudalismo se prolongara más allá del siglo XVIII o que el capitalismo se consolidara antes del siglo XVI. Pero no obstante, tampoco nadie puede poner en entredicho que durante todo el periodo de 1000-1800, o en su mayor parte, existió una evolución económica persistente que avanzaba según una misma dirección, aunque no en todas partes ni al unísono. Hubo áreas que después de ostentar la vanguardia del proceso sufrieron un marcado retroceso, como es el caso de Italia; otras que durante un cierto tiempo modificaron la dirección de su camino evolutivo, una vez mas sin seguir ninguna uniformidad. Cada gran crisis vio como países antes “punteros” pasaban a la retaguardia y su plaza la ocupaban otros con mucho mayor grado de atraso en épocas pretéritas, pero potencialmente más progresivos; es el caso de Inglaterra. De lo que no cabe duda fundada es que cada fase de este proceso aproximaba la victoria del capitalismo, incluso aquellas que a primera vista se nos muestran como periodos de recesión económica.

6) Si dicho análisis es correcto, parece necesaria la existencia de una contradicción fundamental en esta particular forma de sociedad que siempre avanza mas allá en el camino que conduce a la victoria del capitalismo. Su naturaleza, la de esta contradicción, nunca ha sido aclarada de forma satisfactoria. Por otro lado, también es indudable que las fuerzas que se oponían a tal desarrollo, aunque ineficaces, están lejos de ser negligibles. La transición del feudalismo al capitalismo no es un proceso simple en el que los elementos capitalista inmersos dentro del feudalismo se fortalecen hasta que tienen la potencia necesaria para romper en pedazos el caparazón feudal. Como hemos visto una y otra vez (en el siglo XIV y, probablemente, también en el XVII), una crisis feudal también implica a las capas mas avanzadas de la burguesía que se desarrollan en su seno, de ahí que se produzca un aparente retroceso. El progreso prosigue o se reanuda en otras partes, hasta entonces mas atrasadas, como Inglaterra. Pero, desde luego, la característica mas interesante de la crisis del siglo XIV no es solo el derrumbamiento de la agricultura feudal a gran escala sobre los dominios señoriales, sino también el de la industria textil italiana y flamenca, con sus patrones capitalistas y mano de obra asalariada ( proletarizada) y una organización que casi ha alcanzado las fronteras de la industrialización, Inglaterra avanza, pero Italia y Flandes, mucho mas desarrolladas hasta entonces, nunca se recuperaran, con lo cual la producción industrial global disminuye. Naturalmente, durante un largo periodo en el que va creciendo las fuerzas del capitalismo, pero que una y otra vez fracasan en sus intentos por separarse del tegumento feudal , o que incluso se ven envueltas en sus crisis, se hace muy difícil, por no decir imposible, una descripción en términos estáticos. Esta dificultad queda muy bien reflejada en el carácter poco satisfactorio de la discusión marxista sobre el periodo situado entre la primera crisis general del feudalismo y la incuestionable, aunque muy posterior en el tiempo, victoria del capitalismo.

7) ¿Hasta que punto este cuadro de una substitución gradual del feudalismo por el capitalismo puede aplicarse a regiones situadas fuera del “corazón” del desarrollo capitalista? Solo de forma muy reducida. Debe admitirse que se observan ciertos signos de desarrollo comparable bajo el impulso del mercado mundial a partir del siglo XVI; quizás un buen ejemplo lo constituya el fomento de las manufacturas textiles en la India. Pero en cuanto concierne a la tendencia opuesta, la de que las zonas que estuvieron en contacto con las potencias europeas y cayeron bajo su órbita de influencia se convirtieron en economías y colonias sometidas a occidente, hay algo más que meras impresiones. De hecho, gran parte del continente americano vino a caer en economías esclavistas al servicio de las necesidades del capitalismo europeo, y una muy amplia porción de África quedo hundida económicamente a causa del comercio de esclavos; amplias áreas de Europa oriental recayeron en economías neofeudales por razones muy similares. Incluso el leve y temporal estimulo que pudo proporcionar aquí y acullá el desarrollo de la agricultura y la industria mercantil vinculadas al surgimiento del capitalismo europeo, se vio frenado de inmediato por una deliberada desindustrialización de las colonias y semicolonias tan pronto fueron consideradas como posibles competidoras frente a la producción de la metrópoli o incluso, como en el caso de la India, cuando se limitaron a intentar el abastecimiento de su propio mercado en lugar de recurrir a importaciones procedentes de la Gran Bretaña. Por tanto, el efecto neto del ascenso del capitalismo europeo fue intensificar un desarrollo desigual y dividir el mundo de forma cada vez mas clara en dos sectores, el de los países “desarrollados” y el de los países “Subdesarrollados”, o en otros términos, los explotadores y los explotados. El triunfo del capitalismo a finales del siglo XVIII da la impronta de este desarrollo. Aunque no puede negarse que suministra las condiciones históricas para que se produzcan transformaciones económicas a lo largo y ancho de todo el planeta, de hecho el capitalismo las hace más difíciles que antes en aquellos países que no pertenecen a su núcleo original de desarrollo o a sus alrededores. Solo la revolución soviética de 1917 proporciona los medios y el modelo para un autentico crecimiento económico global a escala planetaria y para un desarrollo equilibrado de todos los pueblos.

Preguntas.¿Desde qué postura historiográfica parte? ¿Qué problema plantea sobre la transición?¿Fue un desarrollo lineal?

¿Qué etapas reconoce el autor en la transición del feudalismo al capitalismo?

¿Cuál fue la relación entre Europa Occidental y otras áreas del planeta?

.- LO QUE PUEDE EL DINERO

“Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar, / al torpe hace discreto, hombre de respetar,

Hace correr al cojo al mudo le hace hablar, / el que no tiene manos bien lo quiere tomar.

También al hombre necio y rudo labrador/ Dineros le convierten en hidalgo doctor.

Cuanto más rico uno, más grande su valor, / Quien no tiene dinero no es de si señor.

En resumen les digo, entiéndelo mejor, / El dinero es del mundo el gran agitador,

Hace señor al siervo y siervo hace al señor, / Toda cosa del siglo se hace por su amor.”

Juan Ruiz Siglo XIV Arcipreste de Hita

(Libro del buen amor)

Todo sistema que, bajo una apariencia de humanidad o de beneficencia, llevase a una monarquía bien ordenada a establecer entre los hombres una igualdad de deberes y a destruir las distinciones necesarias, conduciría pronto al desorden, consecuencia inevitable de la igualdad absoluta y produciría la subversión de la sociedad. El noble consagra su dignidad a la defensa del Estado y asiste con sus consejos al soberano.

La última clase de la nación que no puede otorgar al Estado servicios tan distinguidos, los suple con los tributos, la industria y los trabajos corporales.”

Solennelles. Amonestaciones del Parlamento de París. 4 de marzo de 1776.