Discurso de
Daniel Muñoz ante el Congresos Agrícola- ganadero de 1895
En la campaña es necesario reducir la
instrucción a la más elemental... A mi entender, los programas de enseñanza
adoptados por nuestras escuelas rurales pecan de sobrada extensión... y lo peor
es que se da en ellos mayor amplitud a materias superfluas... Todo lo que se
relaciona con la aritmética, con la geografía, con todos aquellos rubros
elementales que fueron siempre la base de la enseñanza, han sido pospuestos a
la anatomía, a la botánica, al a mineralogía y a otras materias igualmente
complejas... Yo quiero escuelas en que los niños varones se hagan hombres
fuertes y viriles, y no sabihondos enclenques y mujerengos...quiero una escuela
que no saque de su fiel el equilibrio social, pretendiendo hacer a las niñas de
las clases trabajadoras unas marisabidillas insoportables, que con la cabeza
llena de humareda científica empiezan por tener en menos a sus padres y acaban
por divorciarse de aquellos que por igualdad de clase y de posición debieran
ser más tarde sus marido, condenándose así la aridez del celibato o a la
fecundidad inmoral de la mancebía, ufanas de ser concubinas de un petimetre
antes que rebajarse a ser esposas de un trabajador honrado (¡Bravo! Muy
bien. Grandes aplausos)... Propaguemos en
la campaña la escuela elemental que enseña solo a leer y escribir... y no
aspiremos a más, señores, porque si pretendemos sacar de sus naturales fronteras
la educación común, vamos derechamente al desquicio social, Desgraciados
los pueblos en que los obreros de los talleres sean académicos y en que las
mujeres de trabajo sean bachilleras. No contribuyamos a hacer de la sociedad
moderna una nueva Torre de Babel que se desplome debido a la confusión de
clases, de posiciones y de gremios, aplastándonos a todos bajo sus ruinas! He
dicho
(Muy
bien Aplausos prolongados)
citado por Barrán y Nahum: Historia
social de las revoluciones de 1897 y 1904 Ebo 2a Edición Montevideo
1993. p 49.